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Chile: No a Pascua Lama - El agua vale mas que el oro

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Fuente del artículo de prensa
Autor del artículo de prensa: 
www.noapascualama.org

Somos gente pequeña. Antes que ciudadanía o sociedad civil, o ecologistas, o todo eso que según muchos también somos, nosotros somos pequeños y pequeñas que queremos parecernos más a nuestros abuelos que a los personajes de la tele.

Somos gente simple que sabe leer la naturaleza, que sabe de rasguñar la tierra para sacar sus productos, pero que no está dispuesta a violar ni vender a su madre para tener más dinero.

Somos felices bañándonos en el río y comiéndonos un trozo de sandía, y por eso, cuando hace más de 20 años llegaron los de la minera, hasta nos pusimos contentos e hicimos misas para agradecer tener ese regalo tan cerquita. No conocíamos leyes, no teníamos idea de los procedimientos de las mineras, no sabíamos lo que el gobierno entendía por participación ciudadana, y como siempre, estábamos dispuestos a confiar y a acoger esas promesas de progreso y desarrollo que se nos hacían.

Sin embargo, cuando hace 6 años, la empresa presenta su primer estudio de impacto ambiental, entendimos que el asunto era más serio de lo que nosotros suponíamos. Las instancias de participación ciudadana eran reuniones en las que entre empanaditas nos contaban casi como anécdota que se iban a depositar toneladas de estériles en la naciente de uno de nuestros ríos, y luego mostraban cifras y lindas fotos mientras se decía que las sustancias tóxicas iban a transitar por nuestros caminos; y mientras se nos derretía el hielo en los vasos de bebida, veíamos que nadie nombraba los glaciares que estaban en la zona del rajo.

Fue entre esos engaños que comenzó el desencantamiento y la necesidad de tomar conciencia, de informarnos, de averiguar, de reunirnos y organizarnos para enfrentar a estos que no venían a aportar, sino que a robar y destruir. Recién entonces vimos, ya menos encandilados, que no miraban a los ojos, que traicionaban su palabra, que se paseaban prometiéndole empleo a todo el mundo y ofreciendo comprar nuestros productos, que contaminaban nuestras aguas, que no escuchaban nuestras voces, gente en fin, a la que no le importábamos, que estaba enferma de ambición, de poder y de codicia y que necesitaba contagiarnos.

Y aunque muchos se contagiaron, como todas las autoridades que irresponsablemente aprobaron el proyecto el 2001, o desde entonces, los organismos públicos y privados que se han ido vendiendo por una ambulancia o un computador para la escuela, o por la promesa de 60 millones de dólares (Junta de Vigilancia del Río del Huasco) y también muchos vecinos y vecinas que reciben espejitos a cambio de su dignidad; aunque muchos se han contagiado, nosotros, los pequeños, seguimos luchando y exigiendo que el proyecto se vaya, que la empresa de cuenta de los glaciares, que no use nuestros caminos, que no envenene nuestras aguas, y que no siga rompiendo las confianzas y las amistades entre localidades.

Resistiendo hemos aprendido a estar más alertas, a confiar en nuestros recursos, saberes y capacidades, hemos aprendido a decir basta, a defender nuestra identidad y nuestra forma de vida, a dejar de esperar que las leyes y los acuerdos que elaboran las empresas y que legitiman los gobernantes sean una respuesta efectiva para nosotros, de hecho esos gobernantes, pese a toda la movilización y los estudios técnicos que demuestran la inviabilidad del proyecto, ratificaron su alianza con Barrick aprobando una ampliación del proyecto en el 2006. Resistiendo hemos aprendido que nuestras demandas no las van a escuchar los poderosos, sino los que como nosotros, también están cansados de la manipulación, de la desinformación y de que todo huela a muerte a nuestro alrededor. Por eso hacemos esta página, para que la voz nuestra que los medios de comunicación conocen pero esconden, llegue hasta ustedes y nos vayamos haciendo comunidad en resistencia.
Es cierto que las transnacionales nos han vestido de perdedores, nos han ido quitando los recursos, el territorio, la soberanía, la tranquilidad, la pureza, la simpleza, la confianza, la autonomía, nuestros derechos, ritos y tradiciones. Pero solo pierde quien baja los brazos, quien deja de recordar, quien deja de aprender, quien se somete a las reglas de su juego, quien no inventa con los demás un juego nuevo, que a todos nos haga sentido y nos devuelva la risa y el brillo en la mirada.

En esta pelea se han ido sumando muchas voces y modos, y todavía faltan los y las que compartan la indignación y la rabia cuando se vayan paseando por los contenidos nacidos de la honestidad y de la autogestión, que en este sitio les proponemos. Hasta ahora han nacido dos declaraciones de principios, que dicen lo mismo con lenguaje distinto, una es de las organizaciones del Valle del Huasco, y otra es de quienes acompañan la resistencia desde Santiag.

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