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Choque de visiones sobre la política minera del Ecuador

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Por: 
Carlos Zorrilla

Manifestación contra la minería en CuencaManifestación contra la minería en CuencaCarlos Zorrilla es un activista ambiental que se opone a las actividades mineras. Ha desarrollado investigaciones sobre la minería y sus impactos sociales y ambientales. De igual manera, ha participado como conferencista en varios foros nacionales e internacionales sobre la minería a gran escala. Formó parte de la iniciativa “La Revisión de las Industrias Extractivas”  (2001-2003 a nivel internacional) (ver  http://www.eireview.org/)  iniciativa global liderada por varias ONG internacionales, que revisó y sugirió cambios a la política minera y petrolera del Banco Mundial. Durante los últimos 15 años ha sido uno de los dirigentes de la resistencia en contra de proyectos mineros metálicos a gran escala en la zona de Intag.

Pareciera relativamente fácil escribir sobre las diferentes posturas de la política minera del actual gobierno. No lo es porque no existe una posición monolítica dentro de la sociedad civil, al igual que de lo que ocurre dentro de los otros actores.

Entendemos la política pública como una de  las herramientas en manos de los gobiernos de turno para llevar el bienestar a los ciudadanos de una nación.  Esa política, sin embargo, está edificada en base a ciertos intereses y actores que interactúan dentro y fuera del país y conlleva una asombrosa gama de impactos.

Las  políticas públicas que afectan a los recursos naturales no-renovables no solo afectan a éstos. Dichas  políticas afectan también a comunidades y recursos naturales renovables (bosques, agua, tierra y biodiversidad), a veces a cientos  de kilómetros distantes de las minas. De igual manera afectan a culturas ancestrales, la paz social, comunidades, y al bienestar del país. Incluso, afectan a futuras generaciones. Prefiero utilizar el término bienestar en vez de desarrollo económico porque éste último es muy limitante ya que normalmente es definido por  el aspecto económico/material.  Para muchos que nos oponemos a la actual política minera gubernamental el bienestar equivale al Buen Vivir, en el sentido de que abarca no solo lo económico sino, como antes mencionado, todos los otros elementos que contribuyen a un verdadero bienestar. 

Opto por estos términos porque un país puede tener un robusto PIB, como es el caso de Nigeria- gran exportador de petróleo- pero la mayoría de su población vive con menos de un dólar al día. China, por el otro lado, cuenta con un alto índice de crecimiento económico, pero la gran mayoría de su población vive en un medio altamente contaminado, responsable por altos índices de enfermedades crónicas, como el cáncer, enfermedades respiratorias y del corazón. El problema ambiental chino es tan grave que, según datos oficiales, representa entre el 7 y 10% de su PIB (WWF, s.f.).

Irónicamente, y a pesar de ese impresionante desarrollo, aproximadamente el 35% de su población continua viviendo con menos de $2 al día (Wikipedia, s.f.). Las diferentes interpretaciones de lo que significa desarrollo son una de las principales causas de las grandes discrepancias sobre la política minera estatal, y los enfrentamientos entre los  tres principales actores involucrados: sociedad civil, gobierno e industria. En síntesis, estamos hablando de un choque de visiones de lo que debería ser el desarrollo.

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