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Un poco de historia del extractivismo minero

El extractivismo que sustenta el neodesarrollismo de los países dependientes marca por igual tanto las políticas de los gobiernos denominados progresistas (no se sabe muy bien por qué) como las de los llamados conservadores (si por conservadurismo se entiende la defensa por todos los medios del servilismo ante los intereses de la oligarquía local y de las empresas trasnacionales, así como a la política social e internacional que les dicta Washington). La tierra arable uruguaya se llena así de plantaciones de eucaliptos, que alimentan las cada vez más numerosas fábricas productoras de pasta de papel a costa de la producción de alimentos, de los recursos hídricos, del ambiente y del propio turismo, fomentando la despoblación de las zonas rurales y del país mismo. Las estadísticas marcan un aumento grande del PIB pero, en realidad, lo que ganan menos de cinco grandes papeleras y apenas un puñado de terratenientes causa enormes daños a mediano y largo plazo al ambiente y a la economía y, en lo inmediato, condena a la sociedad a la falta de empleo.

La extensión de los cultivos soyeros transgénicos –en Argentina y Brasil, al igual que en el oriente de Bolivia y Paraguay– devora por su parte bosques, tierras cultivables, pueblos, campesinos y mediante la contaminación acaba con los recursos pesqueros, de los bosques, con los provenientes de la cría del ganado o de la siembra de cereales y con los productos agrícolas de uso industrial, como el lino o el algodón. La deforestación, el despoblamiento de enormes zonas del interior, con el consiguiente hacinamiento de sus habitantes en los suburbios de las ciudades, el deterioro de los suelos, de los cursos de agua y las capas freáticas, el encarecimiento de los alimentos básicos cada vez menos abundantes –trigo, maíz, carne, leche, huevos– y su consiguiente impacto sobre el nivel de vida de la población, tampoco son contabilizados por los gobiernos cuando registran el aumento de las exportaciones, de los ingresos en divisas y de lo recaudado en concepto de impuestos.

Decrecimiento y Buen Vivir


Decrecimiento – autor: Danide, BarcelonaDecrecimiento – autor: Danide, BarcelonaEl decrecimiento es una corriente económica y política que tiene uno de sus cimientos en el postulado del matemático y economista Georgescu-Roegen : « el crecimiento infinito es imposible en un mundo de recursos finitos ». De ahí ha sido desarrollado por muchos pensadores, entre los mas famosos tenemos a Serge Latouche.

Muchos consideran de que es una corriente política propia de los países europeos dado el origen de muchos de sus pensadores y porque en Europa se hubiera alcanzado un nivel alto de consumo y desarrollo económico. Sin embargo, veremos que muchos de sus aspectos nos conciernen directamente. Por ejemplo, el respeto a la naturaleza intrínseco a la teoría, la ha llevado a integrar plenamente el buen vivir. 

« Agua y Extractivismo » : del Norte al Sur, un sistema, las luchas

Fecha de publicación: 
Domingo, 6 Mayo, 2012
Por: 
Anna Bednik

Nosotros quienes pertenecemos a las diferentes luchas contra el extractivismo […], originarios de muchos países del Sur y de Norte, reconocemos que somos todos parte de la misma lucha […]", han declarado, después dos días de talleres y debates, los participantes de las actividades del eje temático “Agua y Extractivismo” del FAME 2012. Argentinos, Brasileños, Chilenos, Colombianos, Ecuatorianos, Guatemaltecos, Mejicanos, Peruanos, Pakistaníes,… Alemanes, Búlgaros, Norteamericanos, Irlandeses, Poloneses, Turcos, Franceses…,- hemos sido muchos a unirnos en torno a éste tema.

Luchas contra el extractivismo? El FAME 2012, con un eje temático dedicado (6 talleres y mesas redondas) les ha dado importancia, asumiendo designar el extractivismo tal cual, incluido aquí en Francia, donde esta palabra prestada del vocabulario del otro-Atlántico hacía sobre todo referencia, hasta ahora, a combates y debates de afuera.

Agua y Extractivismo: de Norte a Sur, luchar contra el mismo sistema

Fecha de publicación: 
Lunes, 12 Marzo, 2012
Por: 
Anna Bednik

El Foro Alternativo Mundial del Agua (FAME en frances) abrira sus puesrtas en Marsella, Francia, del 14 al 17 de marzo del 2012. "Agua y extractivismo" es uno de los ejes temáticos del foro : http://www.fame2012.org/files/aguaext.pdf

Minas, pozos de petróleo y gas, plantaciones o criaderos industriales, represas hidroeléctricas gigantes… todos los días nuevos territorios son transformados en zonas de sacrificio destinadas a producir materias primas y energía. La explotación a gran escala de la naturaleza y de sus “recursos” se acelera de forma exponencial en los países del “Sur”, forzados a jugar este “rol” desde la época de las colonias. Cambios sociales y transformaciones culturales inevitables; alteraciones a menudo irreversibles de los ecosistemas; contaminación con efectos devastadores para la salud, etc.; el impacto de la industria extractiva es conocido y denunciado. La depredación avanza también en el “Norte”: la reciente avalancha de proyectos de explotación de hidrocarburos en los países occidentales muestra que, aunque los contextos sean distintos, ningún territorio queda totalmente indemne. En todas partes, tanto en el Sur como en el Norte estallan conflictos entre poblaciones víctimas o amenazadas, empresas y poderes públicos. En numerosos lugares del mundo se organizan resistencias, se estructuran movilizaciones y nacen movimientos populares que se oponen a los “grandes proyectos” de explotación de la naturaleza.

El agua vale más que el oro”, proclaman los grafitis pintados en las paredes de ciudades y pueblos de Argentina, Perú, Colombia, etc., y, por su parte, los militantes franceses contra el gas de esquisto cantan: “Hay que elegir entre beber o conducir”. El agua, que “no tiene precio”, está casi siempre en el centro de estas luchas. Con frecuencia, el acceso al agua, su disponibilidad o su calidad se ven directamente amenazadas. Cada industria tiene su “libro negro”. Las minas a cielo abierto contaminan las corrientes de agua y los acuíferos (productos tóxicos y metales pesados procedentes de drenajes ácidos), degradan las zonas de recarga hídrica, deterioran los glaciares y el permafrost. En las regiones que ya sufren de estrés hídrico, millones de litros de agua se utilizan cotidianamente para actividades mineras en detrimento de las necesidades de la población. La extracción de hidrocarburos de esquisto requiere también enormes cantidades de agua. Cada operación de fracturación hidráulica consiste en inyectar en el subsuelo entre 10 y 20 millones de litros de agua mezclada con arena y aditivos químicos, de los cuales solo una parte vuelve a subir a la superficie, y su reprocesamiento suscita serias preguntas. La explotación petrolera tiene una gran deuda: la contaminación del agua dulce y del agua de mar, de forma accidental (mareas negras) o sistemática (delta del Níger, Amazonia ecuatoriana o peruana, etc.). Todo esto produce verdaderas tragedias medioambientales, sanitarias y humanas. Las grandes represas hidroeléctricas están implicadas en la desaparición de peces de numerosos ríos, lo que equivale a la destrucción de economías locales basadas en la pesca. La lista es larga…

El término “extractivismo” proviene de la América hispanohablante*.