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Uruguay

Un poco de historia del extractivismo minero

El extractivismo que sustenta el neodesarrollismo de los países dependientes marca por igual tanto las políticas de los gobiernos denominados progresistas (no se sabe muy bien por qué) como las de los llamados conservadores (si por conservadurismo se entiende la defensa por todos los medios del servilismo ante los intereses de la oligarquía local y de las empresas trasnacionales, así como a la política social e internacional que les dicta Washington). La tierra arable uruguaya se llena así de plantaciones de eucaliptos, que alimentan las cada vez más numerosas fábricas productoras de pasta de papel a costa de la producción de alimentos, de los recursos hídricos, del ambiente y del propio turismo, fomentando la despoblación de las zonas rurales y del país mismo. Las estadísticas marcan un aumento grande del PIB pero, en realidad, lo que ganan menos de cinco grandes papeleras y apenas un puñado de terratenientes causa enormes daños a mediano y largo plazo al ambiente y a la economía y, en lo inmediato, condena a la sociedad a la falta de empleo.

La extensión de los cultivos soyeros transgénicos –en Argentina y Brasil, al igual que en el oriente de Bolivia y Paraguay– devora por su parte bosques, tierras cultivables, pueblos, campesinos y mediante la contaminación acaba con los recursos pesqueros, de los bosques, con los provenientes de la cría del ganado o de la siembra de cereales y con los productos agrícolas de uso industrial, como el lino o el algodón. La deforestación, el despoblamiento de enormes zonas del interior, con el consiguiente hacinamiento de sus habitantes en los suburbios de las ciudades, el deterioro de los suelos, de los cursos de agua y las capas freáticas, el encarecimiento de los alimentos básicos cada vez menos abundantes –trigo, maíz, carne, leche, huevos– y su consiguiente impacto sobre el nivel de vida de la población, tampoco son contabilizados por los gobiernos cuando registran el aumento de las exportaciones, de los ingresos en divisas y de lo recaudado en concepto de impuestos.

Patria grande y sojera

Este informe que se acaba de hacer público, pero que MU anticipó en su edición de julio, revela cómo el monocultivo de la soja avanza en Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Uruguay, provocando desmontes, concentración de tierras y desalojos. Darío Aranda traza en esta nota la cartografía geopolítica y económica del modelo.

La patria grande sojera está conformada por Brasil, Argentina, Paraguay, Bolivia y Uruguay. Los cinco países cuentan con 47 millones de hectáreas con soja transgénica, pilar del modelo de un modelo más amplio: los agronegocios, con alto consumo de agroquímicos y en el cual las principales beneficiarias son empresas transnacionales del agro. Este modelo, con mayor incidencia del capital concentrado y consecuencias sociales y ambientales, se ejecuta en momentos donde la región tiene gobiernos autodenominados de “izquierda” o “progresistas”.’

América Latina Siglo XXI: ¿Cuál periodismo ambiental?

En la prensa tradicional de la región, los espacios para el periodismo ambiental, en lugar de ampliarse se han reducido, en la misma medida en que las políticas de desarrollo generan crecientes conflictos socio ambientales, pero la emergencia de nuevos actores y las nuevas tecnologías están forjando nuevos conceptos y nuevas maneras de ejercer el periodismo.

La Cumbre de la Tierra, en Rio de Janeiro, en 1992, que generó conciencia sobre la gravedad de la crisis ambiental que se vivía en el planeta, fue también la gran promotora del desarrollo en los años siguientes del periodismo ambiental. Sin embargo, al cabo de la primera década del Siglo XXI, diversos procesos económicos y políticos, tanto locales como globales, han ido agravando los problemas y frenando progresivamente aquel impulso.

Las últimas negociaciones sobre cambio climático no consiguen llegar a acuerdos suficientes de reducción de los gases de efecto invernadero, ni fondos para los países más afectados, ni respeto a las responsabilidades comunes pero diferenciadas entre aquellos que provocaron el caos climático y los que lo padecen. En cambio, las decisiones tomadas sobre agricultura, bosques y mercados de carbono agravarán aún más los impactos sobre la mayoría.

Raúl Zibechi : Tensiones entre extractivismo y redistribución en los procesos de cambio de América Latina

Por: 
Raúl Zibechi, transcripción Donatien Costa

Pobre este gobierno que no puede generar otro desarrolloPobre este gobierno que no puede generar otro desarrolloIntervención de Raúl Zibechi, periodista e investigador uruguayo, en el taller “Tensiones entre extractivismo y redistribución en los procesos de cambio de América Latina”, Foro Social de las Américas, Asunción, Paraguay, agosto 2010.

Voy a tocar cuatro aspectos en relación al tema del vínculo que existe entre el extractivismo y la redistribución de la riqueza, entendiendo que este vínculo implica relaciones de poder.

Falta de debate sobre el modelo

Una primera tensión es la falta de debate que tenemos sobre el modelo. En general, se ha aceptado, se ha asumido, por parte de los gobiernos, de que éste es el modelo viable y posible; de que éste es el modelo necesario para seguir adelante. Y no hay debate. Las izquierdas, nos hemos fortalecido, los movimientos nos hemos fortalecido, en la trayectoria, discutiendo, debatiendo, interpelando, confrontando. No es necesario rebajar el nivel del debate, rehuir el debate para seguir siendo de izquierda o para tener un cierto nivel de apoyo a los gobiernos.

Si no discutimos, si no elevamos la temperatura de los debates, se va a seguir haciendo lo mismo, se va a seguir continuando con un modelo que ya tiene un camino hecho. Se podría aceptar si los gobiernos progresistas y de izquierda argumentaran “a fin de mes, el Estado tiene que pagar a los funcionarios, a los maestros, a los médicos, a las enfermeras, a los militares; pagar las obligaciones que tiene todo Estado, pagar los salarios, como mínimo. Y para eso necesitamos ingresos”.

"Revisión judicial de la planificación territorial"¿Las migajas del postre?

Por Enrique A. Viana Ferreira 
 
(1) En los tiempos que corren no todo está funcionando conforme a la pretensión de protección pública que justifica el deber ser de un Derecho como el Ambiental. Las consecuencias de ello trascienden a la mismísima tutela ambiental para poner en cuestión los conceptos de Estado de Derecho y de República.
Hay quienes entienden al Derecho Ambiental como un derecho de negociación o de transacción, y por ese camino andan aquellos que preferirían llamarlo Derecho al Desarrollo Sostenible. Y hay quienes todavía creemos en un Derecho Ambiental como un Derecho de orden público, de deberes y de límites o de umbrales infranqueables, sin excepciones, por esencia no negociable, inalterable para gobernantes y gobernados por igual. Debo confesarlo: tengo la sensación de que lo que esto último pensamos (o defendemos) cada vez somos menos.
Y me parece que eso es así porque la concepción de un orden público ambiental, como la de todo orden público, significa un rigor muchas veces difícil de afrontar: aquella disciplina y coherencia de que ciertos valores éticos y jurídicos están por encima de los intereses económicos por más poderosos que éstos sean. En ello, en definitiva, reposa nada menos que la idea misma de República: que exista una res publicae, con reglas superiores, pétreas, inconmovibles, iguales para todos, no susceptibles de disposición o de ser sometidas al comercio de los hombres o a la discrecionalidad de la Administración Pública. En definitiva, todo se trata de una justa ponderación y jerarquización de los valores conjugados. Esa es la razón de ser de todo Derecho.

 

Hoy la res publicae ambiental se halla en peligro de extinción.

Tribuna - Uruguay : El Sindrome Botnia

El ejercicio del ministerio público y el acceso a la información pública en materia de protección ambiental
Por Enrique A. Viana Ferreira*

"Es evidente que quien esté desinformado o informado de manera inexacta o parcial, no tendrá posibilidad de participar adecuadamente y en igualdad de condiciones, en un proceso de toma de decisión. La consecuencia será entonces negativa para gobernantes y gobernados, tanto de la generación actual como las futuras" (Sabsay, Daniel - El acceso de la informacion pública en el Noreste argentino - FARN - FUNDEDER - Embajada britanica en Buenos Aires,2006, pág. 3).

"No impedir un resultado que se tiene la obligación de evitar equivale a producirlo" (oración final del art. 3º del Código Penal uruguayo).

Se me requiere un análisis de lo que viene significando la problemática de las plantas de celulosa en el Uruguay. Voy a referirme, en la oportunidad que se me brinda, a un único aspecto: a los perjuicios jurídicos, es decir, a ciertos daños que el Derecho Ambiental como tal viene padeciendo, en la República Oriental del Uruguay, a partir de determinados hechos, daños que, en definitiva, no se limitan solo al Derecho Ambiental.

Parece llamativo de hablar de daños al Derecho a partir de hechos o de conductas de hecho. Sin embargo, en efecto, es lo menos que puede decirse cuando, irresponsabilidad organizada mediante, como diría ULRICH BECK, todo o casi todo lo que se hace desde quienes tienen el deber público de tutela del medio ambiente es para no acatar o no aplicar la normativa de protección ambiental, para minimizar o reducir su exigibilidad, en especial, cuando el sujeto pasivo es una poderosa industria trasnacional. Leer mas »