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« Agua y Extractivismo » : del Norte al Sur, un sistema, las luchas

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Fecha de publicación: 
Domingo, 6 Mayo, 2012
Por: 
Anna Bednik

Nosotros quienes pertenecemos a las diferentes luchas contra el extractivismo […], originarios de muchos países del Sur y de Norte, reconocemos que somos todos parte de la misma lucha […]", han declarado, después dos días de talleres y debates, los participantes de las actividades del eje temático “Agua y Extractivismo” del FAME 2012. Argentinos, Brasileños, Chilenos, Colombianos, Ecuatorianos, Guatemaltecos, Mejicanos, Peruanos, Pakistaníes,… Alemanes, Búlgaros, Norteamericanos, Irlandeses, Poloneses, Turcos, Franceses…,- hemos sido muchos a unirnos en torno a éste tema.

Luchas contra el extractivismo? El FAME 2012, con un eje temático dedicado (6 talleres y mesas redondas) les ha dado importancia, asumiendo designar el extractivismo tal cual, incluido aquí en Francia, donde esta palabra prestada del vocabulario del otro-Atlántico hacía sobre todo referencia, hasta ahora, a combates y debates de afuera. En los medios universitarios et  militantes de América hispanohablante [1], el término “extractivismo”, ampliamente utilizado, ya no designa solamente a las industrias extractivas en su sentido estricto (minas e hidrocarburos). Se refiere, por extensión y de manera más amplia, a la aceleración de todas las actividades de explotación de “recursos naturales” a escala industrial (incluida desde la agro-industria hasta las infraestructuras que facilitan las actividades de extracción). Como muchos términos en “ismo” –que evocan una corriente de pensamiento, un paradigma o una ideología-, “el extractivismo” se refiere también a varios niveles de realidad que conforman un sistema. Él designa, el lugar central de la extracción de “recursos naturales” para las economías exportadoras de materias primas. Señala también una de las condiciones esenciales del mantenimiento del sistema económico y social dominante, el cuál no puede perdurar sin continuar con el crecimiento de la extracción de “recursos naturales”, la explotación de la naturaleza al mejor precio. Entre 1900 y el 2000, la población mundial se ha multiplicado por 4. En cuanto al consumo de materiales y de energía, en promedio, ha sido multiplicado por 10: la biomasa (organismos vivos) por 3,5, la energía por 12,  los metales por 19 y los materiales de construcción por 34 [2]. El extractivismo, es también eso. Estas pocas cifras lo demuestran muy bien: el metabolismo que devora todas estas materias primas no es un proceso “natural” que se limita a asegurar la sobrevivencia de la especie. Este metabolismo esta multiplicado por el estilo de vida “occidental”, el mismo que está modelado por el ideal de la sociedad de consumo y de la economía de crecimiento; pero también, por perseguir como objetivo el “desarrollo”. Este horizonte siempre esperado por muchos países y personas, siempre lejano pero tan necesario para asegurarse de que no dejen  de funcionar los engranajes que garantizan la prosperidad de los prósperos [3].

Minas, pozos de petróleo y de gas, plantaciones o ganadería industrial, represas hidroeléctricas gigantes…, - todos los días, nuevos territorios se transforman en zonas de sacrificio; dando lugar a trastornos sociales y transformaciones culturales inevitables, constantes alteraciones de ecosistemas, contaminación con efectos devastadores para la salud. Muchos países de América latina y de otras regiones del “Sur”,  ya “condenados” desde la época de las colonias a abastecer de materias primas y carburante a la economía mundial,  viven desde los últimos veinte años procesos de continua re-primarización de sus economías y una aceleración sin precedentes del extractivismo.  Pero, aún si los contextos son diferentes, ningún territorio está definitivamente protegido. La depredación no se limita a las fronteras del “mundo a desarrollar”, ésta avanza también en los llamados países occidentales, donde la reaparición de proyectos de extracción de “recursos naturales” – como el relance de la explotación de hidrocarburos en Europa y en América del Norte- conlleva también su parte de impactos y de amenazas para los ecosistemas, los territorios y las poblaciones que allí viven.

En todas partes, tanto en el Sur como en el Norte,  estallan conflictos entre los habitantes de las zonas afectadas o amenazadas y las empresas, entre los habitantes y los poderes públicos; se organizan resistencias, se estructuran movilizaciones y nacen movimientos populares. “El agua vale mucho más que el oro”, - proclaman los grafitis pintados en los muros de las pequeñas y grandes ciudades de Argentina, de Perú, de Colombia… y en otros lugares.  “Beber o conducir, hay que elegir”, - riman los militantes franceses anti-gas de esquisto. El agua, que  “no tiene precio”  está, casi siempre, en el centro de estos combates. Frecuentemente, el acceso al agua, su disponibilidad o su calidad se ven directamente amenazadas. Cada industria tiene su “libro negro”. Las minas a cielo abierto contaminan los ríos y los acuíferos (productos tóxicos y metales pesados provenientes de los drenajes ácidos), degradan las zonas de recarga hídrica, deterioran los glaciares y el permafrost. En las regiones que ya son victimas del estrés hídrico millones de litros de agua son utilizados cotidianamente para las actividades mineras en detrimento de las necesidades de la población. La extracción de hidrocarburos “de esquisto” requiere también enormes cantidades de agua. Cada operación de la fractura hidráulica consiste en inyectar en el subsuelo entre 10 y 20 millones de litros de agua, mezclada con arena y aditivos químicos, de los cuales solamente una parte vuelve a subir a la superficie, y su reprocesamiento suscita serios cuestionamientos. La explotación petrolera tiene un pesado pasivo de contaminación dramática del agua dulce y del agua del mar, accidentales (mareas negras) o sistemáticas (delta  de Níger, Amazonia ecuatoriana o peruana…). Las grandes represas hidroeléctricas son causantes de la desaparición de peces de muchos ríos, lo cuál significa la destrucción de las economías locales basadas en la pesca. La lista es larga…

Durante el FAME, los 6 talleres y mesas redondas “Agua y Extractivismo” –  dedicados a los hidrocarburos en general, al gas y el petróleo “de esquisto”, a la minería y a las represas hidroeléctricas - han detallado muchos de los sacrificios impuestos. Símbolo último de las destrucciones perpetradas por el extractivismo, en todas partes y en todas sus formas: las imágenes de las cumbres de los Andes dinamitadas y volando en pedazos para cavar una mina de oro a cielo abierto, han dejado a los participantes con la respiración entrecortada ante la inmensidad y la evidencia de tal violencia, pero también la urgencia y el deber de resistir. Representantes de comunidades campesinas et indígenas, miembros de asambleas populares y de colectivos de ciudadanos, universitarios y asociaciones de diferentes países del mundo, - todos hemos estado allí para testimoniar. Testimoniar, cada uno desde su espacio, desde sus luchas, sus victorias, su dolor y sus sueños. Testimoniar pero  también compartir, reflexionar, construir juntos. Entrecruzar los contextos y las perspectivas, buscando, a través del agua y el imperativo de su preservación,  relacionar los diferentes “sectores de lucha”, traspasar las barreras que los transforman en temas técnicos y especializados, reconociendo que combatimos las diferentes caras de un mismo monstruo; descubriendo que comprender las realidades de otros es un “viaje” que permite “volver mejor” a su propia casa.

Hemos comenzado también a construir puentes entre los movimientos del Sur y del Norte presentes en el FAME, trabajando por el conocimiento y el reconocimiento mutuo, la comprensión de los contextos y las preocupaciones de cada uno. Hemos hecho un paso más allá de la solidaridad en un sólo sentido, el de los militantes del Norte por las luchas del Sur, esbozando la posibilidad de lazos directos entre las resistencias concretas de aquí y de allá, movimientos ciudadanos y populares que luchan contra las diferentes formas del mismo problema; abriendo un nuevo espacio compartido, de reflexión y fraternidad, todavía embrionario, pero donde la simple exposición de problemas dé lugar al inicio de la construcción de un pensamiento colectivo.

Para que el intercambio de saberes y de ideas encuentre aplicaciones concretas, hemos iniciado también la elaboración común de una hoja de ruta. Entre otros puntos, ésta pone acento a la importancia de no disociar nuestras luchas de la construcción de alternativas, así como el de  comprometerse a trabajar juntos por la creación de una Corte Penal Internacional para juzgar los delitos medioambientales. Mucho trabajo en perspectiva en esta nueva alianza, abierta, y que no pide más que ¡ampliarse a otros!  Para unirse al grupo de trabajo: h2o-extractivisme@lists.riseup.net.

Traducción: Dalila Atalaya

Informe del eje temático "Agua y extractivismo" (conclusiones de los talleres y mesas redondas) : http://www.aldeah.org/es/informe-fame-2012-agua-y-extractivismo

Notas :

[1 ] El sentido dado al término « extractivismo » en América hispanohablante y en otras partes del mundo se diferencia de uso que le da el Brasil, donde se designa específicamente a las actividades de extracción  y de comercialización de productos  « del bosque » no cultivado (gomas, fibras, frutas, madera, etc.).

[2] Krausmann et al (2009) “Growth in global material use, GDP and population during the 20th Century.” Ecological Economics. Nº 68: 2696 - 2705

[3] Sobre este tema, ver el expediente « Osar afrontar el extractivismo», FAL Mag 104, consultable en línea en www.franceameriquelatine.org

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